Desarrollo cerebral en niños y adolescentes

Lun, 11/11/2019 - 16:59
Nutrición y Dietética

Desarrollo cerebral

Desde el nacimiento hasta los 5 años, el cerebro de un niño se desarrolla más que en cualquier otro momento de la vida; este desarrollo temprano del cerebro tiene un impacto duradero en la capacidad del niño para aprender y tener éxito en la escuela y la vida. La calidad, positiva o negativa, de las experiencias de un niño en los primeros años de vida ayuda a moldear el desarrollo de su cerebro.

El 90% del crecimiento cerebral ocurre antes de la guardería
El tamaño del cerebro del bebé al nacer equivale a una cuarta parte del tamaño de un cerebro adulto, duplica su tamaño en el primer año de vida y sigue creciendo hasta alcanzar aproximadamente el 80% del tamaño del cerebro de un adulto a los 3 años, y el 90% a los 5 años.

El cerebro es el centro de comando del cuerpo humano

Un bebé recién nacido tiene todas las neuronas, que mantendrá por el resto de su vida, pero son las conexiones entre ellas (sinapsis) las que hacen que el cerebro funcione y nos permiten movernos, pensar, comunicarnos y realizar casi cualquier actividad. Durante los primeros años de la infancia se realizan al menos un millón de nuevas sinapsis por segundo, más que en cualquier otro momento de la vida; por lo que esta etapa vital constituye la mejor oportunidad para que el cerebro de un niño desarrolle las conexiones neuronales que, a su vez, determinarán el desarrollo de habilidades importantes de alto nivel como la motivación, la autorregulación, la resolución de problemas y la comunicación.

Cómo se construyen las conexiones cerebrales
A partir del nacimiento los niños desarrollan conexiones cerebrales a través de sus experiencias cotidianas, en las interacciones positivas con sus padres y cuidadores y mediante el uso de los sentidos para interactuar con el mundo. Las experiencias diarias de un niño pequeño determinan qué conexiones cerebrales se desarrollan y cuáles durarán toda la vida; así, la cantidad y la calidad de la atención, la estimulación y la interacción que se reciben en los primeros años de vida marcan la diferencia.

Relaciones atentas y receptivas
Desde el nacimiento, los niños pequeños reciben invitaciones para relacionarse con sus padres y otros cuidadores adultos. Los bebés lo hacen arrullando, sonriendo y llorando. Los niños pequeños comunican sus necesidades e intereses más directamente. Cada una de estas pequeñas invitaciones es una oportunidad para que el cuidador responda a las necesidades del niño. Este proceso de "servir y devolver" es fundamental para el cableado del cerebro. Los padres y cuidadores que prestan atención, responden e interactúan con sus hijos están, literalmente, construyendo el cerebro del niño. Es por eso que es tan importante hablar, cantar, leer y jugar con los niños desde que nacen, para darles la oportunidad de explorar su mundo físico y proporcionarles entornos seguros, estables y enriquecedores.

Nutrición y desarrollo cerebral
El ácido docosahexaenoico (DHA) es uno de los nutrientes requeridos por el cerebro y los ojos durante las etapas cruciales del desarrollo.

El cerebro es grasa en un 60%, siendo el DHA el ácido graso más abundante en el cerebro, por lo que es necesario un suministro adecuado de DHA para el continuo desarrollo cerebral y de la retina de los ojos a lo largo de la niñez y la adolescencia.

Por ello, la dieta de los niños debe incluir niveles adecuados de DHA, que procedan de la alimentación (principalmente pescado azul: atún, caballa, jurel, sardina, salmón…) y/o de suplementos alimenticios, cuya eficacia ha sido testada y confirmada: diversos estudios han demostrado que los niños que toman suplementos de DHA muestran una significativa mejoría en su capacidad cognitiva, comportamiento, concentración y vocabulario.

Fuentes:

www.espaciologopedico.com

www.firstthingsfirst.org

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