EL CAMBIO CLIMÁTICO AFECTA MÁS A LAS MUJERES.

Mar, 20/01/2015 - 00:00
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Las sequías intensas, las inundaciones o los desastres naturales en general nadaconocen del machismo. Simplemente asolan regiones del planeta con la fuerzaciega de la naturaleza. Pero en los lugares donde ocurren las catástrofes lasmujeres suelen sufrir las peores consecuencias, a causa de la misión que les haasignado la mayoría de las sociedades. 

MALOS TIEMPOS PARAMANTENER UNA FAMILIA

El impacto está lejosde ser una abstracción feminista o de grupos preocupados por el ambiente. Según la ONU Mujeres, las pequeñas agricultoras producenentre 45 y 80 por ciento de los alimentos consumidos en el planeta. Laeficiencia de este trabajo, imprescindible para la supervivencia de comunidadesrurales pobres, se reduce notablemente cuando ellas deben caminar varias horasal día para buscar agua.

La sequía o el trastorno de las estaciones de lluviasdisminuyen las cosechas. Las mujeres del campo, que deben garantizar laalimentación de sus familias en los países en desarrollo, laboran más paraextraer los frutos. Cuando el clima se ensaña con la tierra, pierden porcompleto la fuente de sustento. Mientras los hombres pueden emigrar solos enbusca de oportunidades económicas, ellas quedan varadas en los hogares, presasde las hambrunas. Las mujeres representan el 70 por ciento de las personaspobres.

En épocas difíciles, las madres recurren a la ayuda desus hijas. Como resultado, las niñas y adolescentes abandonan la escuela conmás frecuencia que sus compañeros varones. A mediano plazo, esta deserciónerosiona el potencial de las muchachas de aspirar a un mejor estatus económico.En naciones del África subsahariana los padres venden a sus hijas pequeñas paraaliviar la escasez de alimentos. Para estas jóvenes esposas el matrimoniorepresenta casi siempre el cierre de sus aspiraciones y un mayor riesgo demorir por complicaciones reproductivas.  

Las estadísticas de los últimos desastres naturalesrevelan un desbalance de género. De acuerdo con Naciones Unidas las mujerestienen 14 veces más probabilidades de morir en un fenómeno climatológicoextremo que los hombres.

LA MUJER QUE VINO DE LAS ROCAS

Pero las mujeres no seestán quedando de brazos cruzados. Ellas saben que cualquier estrategia paraenfrentar el cambio climático debe incluirlas, o seguirán protagonizando lashistorias más trágicas.

Una de estas líderes ambientalistas es Aleta Baun, una indígena deTimor Oeste, en Indonesia. “Mama Aleta”, como la conocen sus compatriotas,encabezó un movimiento de resistencia pacífica contra las minas del mármol enesa isla. Durante más de una década se opuso a la destrucción del entorno en laMontaña Mutis. Ella y un centenar de mujeres se sentaban a la entrada de lasminas y tejían atuendos tradicionales del pueblo Molo.

Baun sufrió amenazas.En una emboscada de asesinos a sueldo de una empresa minera le perdonaron lavida, no sin antes golpearla y herir sus piernas con machetes. Durante seismeses vivió oculta en la selva. Tuvo que huir después con sus hijos, cuando lasamenazas subieron de tono. Pero finalmente las compañías abandonaron la regiónen 2010.

En abril pasado Mama Aleta fue elegida pararepresentar a su pueblo en el parlamento de la provincia de East Nusa Tenggara.Los ambientalistas locales la llaman la “Avatar de Indonesia”, en referencia ala película de James Cameron (2009). Los Molo consideran sagrados los árboles,el agua, el suelo y las piedras de su isla. Sus nombres vienen de las rocas. Sialguien destruye estos recursos, morirían.

La historia de Baun, aunque extraordinaria, no esúnica. Mujeres de comunidades rurales e indígenas de otros países trabajan en proyectos para defender susrecursos y paliar los efectos del calentamiento global. El planeta necesita queescuchemos sus voces, antes de que el caos climático no tenga remedio.

FUENTE: noticias.yahoo.com

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